El proceso creativo de un diseño es un camino largo, desde que se plantea por medio de un encargo o una necesidad propia, hasta la entrega final al cliente o resolución final del trabajo.

Etapas de un proceso creativo
Cuando se nos presenta la necesidad de trabajar en un proyecto nuevo, comenzamos desde cero, con una hoja en blanco, sin la más remota idea de como va a terminar siendo, ya que son muchos los pasos y dificultades por los que hay que pasar.
Voy a explicar cómo es mi método de trabajo, el proceso creativo que llevo a cabo para realizarlo, y que invito a todo aquel que quiera a que lo siga y lo haga suyo.

Punto de partida del proceso creativo

La experiencia me ha dejado muy claro que cuando tengo que hacer un trabajo, debo intentar sacar la máxima información posible al cliente, como si fuera un interrogatorio detectivesco.
La mayoría de la gente piensa que con llegar y decir por ejemplo, quiero un cartel para promoción, ya está todo hecho, y tienen mucha parte de razón.
De ti depende la forma que elijas para buscarte la vida, que puede ser difícil o muy difícil. Por eso, para que sea más llevadero, interroga, pregunta, no te dejes nada pendiente en un principio (ya te surgirán dudas según avances).
Y si dicen que no saben lo que quieren, hay que guiarles, por que si te han ido a buscar y no han hecho el cartel en su casa con "Word", es que quieren algo profesional y están dispuestos a pagarlo, y eso significa que saben lo que quieren aunque lo ignoren.
Por eso no hay que aceptar un trabajo según te lo dejan en la mesa, hay que indagar en la mente del cliente para poder tener un punto de partida.
Una vez que tenemos toda la información necesaria, ya podemos comenzar a crear, iniciar el proceso creativo. Mi metodología es la siguiente:
- Buscar la idea.
- Desarrollar el proyecto basado en esa idea.
- Realizar un boceto.
- Finalizar el trabajo.
- Preparar el trabajo para su entrega.
Pensar en la idea del proyecto

Este es el punto más importante y, por mi parte, el más difícil de llevar a cabo.
Son los cimientos de nuestro trabajo, si le dedicamos poco tiempo o elegimos una idea incorrecta, la casa se nos vendrá encima. Hay que ser muy meticuloso y seguir unas pautas que nos lleven a buen término.
Si os sirve a alguno, cuando el mando de la tele caía en mis manos, me tragaba todos los anuncios de publicidad mientras me chillaban para que hiciera zapping, sin saberlo y casi sin esfuerzo, estaba captando ideas par futuros proyectos, y estar al día con las tendencias del momento.
Por lo tanto, hay que buscar la base del proyecto para poder empezar a desarrollarlo. Olvídate del ordenador por el momento, es una de tus herramientas de trabajo, pero no debe ser la única.
Muchas veces nos distraemos al estar sentados delante de un ordenar, internet es un mundo infinito que puede llevarte a la perdición.
El primer trabajo debe hacerse con un papel y un lápiz, empieza a anotar todo lo que te venga a la mente, lo que se conoce como lluvia de ideas (brainstorm), por absurdas que parezcan, esas ideas pueden llevarte a realizar un trabajo extraordinario.
Hazte todas las preguntas posibles y anótalas, pregúntate cómo, qué, dónde, por qué, cuándo, a quién va dirigido, qué les gusta o necesitan, qué intentas resolver, cual es el mensaje que quieres comunicar.
Cuando creas que tienes suficiente información, busca la conexión entre todas las respuestas y la información que te dio el cliente para así encontrar la idea dominante.
Esta idea debería ser novedosa y realista, si escapan estos dos conceptos, juega con la idea hasta conseguir que funcione, sólo entonces podrás empezar a desarrollar el proyecto.
Desarrollar del proyecto

Según vamos buscando ideas, en la cabeza empiezan a moverse los engranajes para ir formando una imagen de lo que queremos hacer, si después de buscar toda la información y tener la idea principal no conseguimos visualizar el proyecto, debemos buscar inspiración.
Comenta tus ideas con otra gente y escucha los enfoque que ellos darían, inspírate en redes sociales como "Instagram" o "Pinteres", realiza fotografías que tengan que ver con tu idea y sobre todo oxigena el cerebro con descansos y cambios de ambiente.
Muchas de las buenas ideas aparecen cuando menos lo esperas.
Cuando tengamos visualizada la idea de lo que queremos realizar, tenemos que ver como lo vamos a ejecutar y las posibilidades que tiene para materializarlo, si va a ser impreso, se adapta a formatos web, va a ser una publicación on-line, tiene texto,... Es el momento de realizar un boceto.
Realizar un boceto

Hasta aquí todavía no hemos utilizado el ordenador más que para realizar alguna búsqueda de ideas en el caso de no tener visualizado el proyecto.
La realización del boceto se realiza en dos fases, la primera es llevar al papel todo lo recogido hasta el momento en una prueba, y una vez satisfechos con el resultado, realizar una maqueta.
La realización de la prueba consiste en buscar los tipos de fuentes tipográficas que mejor se adapten al proyecto, las imágenes, el formato más adecuado, los materiales usados...
Muchas veces necesitaremos apoyarnos en otros profesionales para llevar a cabo el trabajo, como fotógrafos si necesitamos imágenes exclusivas, programadores si vamos a realizar páginas web, papelerías para ver distintos soportes de impresión...
Una vez tengamos decidido todos los aspectos a tratar, realizamos una maqueta lo más precisa posible a lo que sería el trabajo final.
Aquí aconsejo descansar un rato y volver a oxigenar el cerebro, luego volvemos sobre el trabajo e intentamos contestar unas preguntas para ver si hemos conseguido lo que queríamos:
- ¿Comunica el mensaje deseado?
- ¿Sirve para su propósito?
- ¿Mantiene la idea general?
Si nuestras respuestas no se corresponden con el trabajo realizado, debemos revisarlo y realizar otro boceto, si por el contrario hemos respondido correctamente, toca el momento de enfrentarnos a nuestro miedos y realizar el trabajo final para presentarlo al cliente.
Componer el trabajo final

En este punto se trata de limar las asperezas del boceto, realizar una revisión en profundidad, comprobar que no hay erratas, faltas de ortografía, los colores son los corporativos o adecuados, ver si se puede mejorar de alguna manera y una vez que podemos presentar una muestra de forma profesional, llevársela al cliente.
Cuando el cliente está delante viendo el trabajo realizado, no ve todo el proceso que hemos realizado, sólo recuerda haberlo encargado y quiere encontrarse con buenos resultados.
Si a la hora de encargarnos el trabajo le hicimos las preguntas apropiadas, no habrá problemas a la hora de que acepte el resultado, como mucho habrá que volver a limar algún aspecto superficial.
Pero si desde un principio hemos estado dando palos de ciego, el cliente no sólo no lo aceptará sino que se olvidará de nosotros, y todo el esfuerzo que hemos realizado, que no ha visto, no habrá servido para nada.
Preparar el arte final

Con el proyecto ya acabo y aceptado termina el proceso creativo, pero no nuestro trabajo. Tenemos que realizar un arte final, que no es más que prepararlo para su producción.
Dependiendo para que formato u opciones de ejecución hayamos elegido en su momento, ya sea por elección nuestra o por necesidades del cliente, debemos preparar el trabajo de una forma diferente.
Para ello habrá que contar en ocasiones con empresas auxiliares como fotomecánica (cada vez menos utilizado por las técnicas de flujo de trabajo y directo a plancha), imprentas offset o digitales, empresas de transporte, servidores de hosting o alojamiento web,...
Pero todo esto es otra historia y no corresponde desarrollarlo aquí. Con la entrega al cliente, termina nuestro trabajo.
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